viernes, 26 de noviembre de 2010

Panorama forestal actual en Colombia


Selvas de Guapi (Cauca)

Apuntes, opiniones y experiencias.

Durante los últimos diez años Colombia ha ido posicionándose,  poco a poco, como uno de los países pioneros a nivel de Latinoamérica que han optado por el reto de asumir una serie de disposiciones, leyes y mecanismos encaminados hacia el aprovechamiento sostenible de los bosques tropicales y el manejo ambiental de cultivos forestales.
Hoy en día, se habla de Colombia como un país con vocación forestal, ya que alrededor del 50% del territorio nacional tiene cobertura forestal, concentrada principalmente en tierras colectivas de comunidades indígenas y afrodescendientes del Choco-Darién y la cuenca del río Amazonas. Esta cobertura, equivalente al 29% de los bosques del mundo, constituye una gran oportunidad de desarrollo sostenible en el país, siempre y cuando su aprovechamiento beneficie a las comunidades nativas locales y fortalezca las iniciativas de pequeñas, medianas y grandes empresas.
Sin embargo, factores tales como el acelerado crecimiento poblacional, el impacto ambiental de macroproyectos de infraestructura vial, hidroeléctrica y urbanística, la ampliación de la frontera agrícola, la ganadería intensiva y el sobre pastoreo, el tráfico de especies silvestres, las plantaciones de especies vegetales para biocombustibles, los cultivos ilícitos, la quema y la tala indiscriminada e ilegal de bosques, entre otros, afectan considerablemente el desarrollo de proyectos que incluyan prácticas como la extracción y comercialización legal de madera bajo un plan de aprovechamiento sostenible, y consecuentemente inciden en la sostenibilidad integral de nuestros bosques nativos.
Estos factores tampoco permiten la competitividad de los proyectos ambiental y socialmente sostenibles frente a otros proyectos con diferentes usos de la tierra y frente a los procesos de extracción ilegales presentes en la mayoría de las regiones forestales del país. Lo anterior, sumado a los deficientes mecanismos de control y transparencia en estas regiones y,  a la limitada valoración de los consumidores (todos nosotros) en la compra de productos certificados o producidos bajo criterios de buen manejo y sostenibilidad,  nos deja un panorama en el cual debemos asumir el desafío de trabajar en red para transformar y construir una cultura de consumo responsable de productos forestales.
Bajo esta perspectiva se han desarrollado una serie de propuestas encaminadas al aprovechamiento sostenible y a la comercialización y compra legal de madera procedente de los bosques nativos de nuestras selvas del litoral pacifico y la cuenca amazónica. Por ejemplo, desde agosto del año pasado Colombia asumió la firma del Pacto Intersectorial por la Madera Legal, un mecanismo voluntario de trabajo en red y articulado entre los diferentes actores de los sectores público y privado, por medio del cual se “cristaliza la voluntad común para enfrentar de manera firme y decidida, el grave problema que representa el trafico ilegal forestal en el país”.[1]

Este pacto fue liderado por el Ministerio de Ambiente (MAVT),  el Proyecto Bosques FLEGT/Colombia (Convenio Carder-Unión Europea), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y Fedemaderas,  llegando a convocar a 24 organizaciones firmantes, entre las cuales se encuentran autoridades ambientales y de policía, entidades territoriales, sectores productivos y organizaciones no gubernamentales, entre otros.
El documento firmado opera bajo el marco político y normativo vigente en Colombia, y nos recuerda que uno de los principios fundamentales de la Política Nacional Ambiental, el artículo 1º de la Ley 99 de 1993, establece entre otros, “que las acciones encaminadas a proteger, conservar y recuperar el medio ambiente son tarea conjunta entre el Estado, el sector privado, la comunidad y las organizaciones no gubernamentales”,[2] es decir, que además de las entidades políticas, jurídicas y de control, la sociedad civil o las personas del común agrupadas en comunidades o como sujetos individuales son también responsables por la protección, la conservación y la recuperación de los bosques, porque así como constituyen parte de la Nación, también hacen parte de la cadena de consumo de bienes y servicios ambientales que nos ofrecen nuestros bosques nativos.
Algunas otras importantes propuestas para detener y revertir la pérdida de bosques nativos, mantener la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, han surgido gracias al trabajo y al apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza WWF Colombia[3], entre las cuales encontramos los siguientes proyectos vigentes:


Río Guapi, selva y Cerro Pelado (Cauca)

§  Programa de Bosques WWF Colombia: Su visión es asegurar que para el año 2020 se mantengan tanto la integridad ecológica de los ecosistemas del bosque, como el desarrollo social sostenible de las comunidades que obtienen de él su sustento en las regiones de Chocó-Darién, los Andes del norte y el Amazonas. Este programa está enfocado en: fortalecer los sistemas de gobierno equitativos y los medios de vida sostenibles en cuatro paisajes de prioridad forestal seleccionados (Urabá-Darién,  Chocó del Sur Binacional -Colombia y Ecuador-, Región Eje Cafetero y el piedemonte Andino-amazónico), y en facilitar las condiciones institucionales y políticas para una conservación duradera y efectiva.


Comunidad San Agustín (Alto Guapi) - CCAG

§  La Red Global de Comercio Forestal (Global Forest & Trade Network - GFTN): es una iniciativa que promueve el comercio responsable de productos forestales a nivel mundial, estimula la demanda maderera de bosques certificados o en proceso de certificación, y busca garantizar la sostenibilidad de los mismos y la generación de beneficios procedentes de estos recursos. El GFTN (por su sigla en inglés), trabaja por medio de redes locales o nacionales (FTN) y relacionándose con el sector comunitario para lograr sus objetivos globales: eliminar la tala ilegal de los bosques más valiosos y amenazados, cualificar su manejo por medio de la Certificación Forestal como herramienta confiable, e incentivar los sistemas de aproximación gradual hacia el manejo forestal y la compra responsable. En Colombia, la Red de Comercio Forestal, creada en el año 2007, es una iniciativa articulada a la campaña de Compra Responsable de Productos Forestales.

Chanul (Humiriastrum procerum)

§  Campaña Elija Madera Legal Compre Responsable WWF Colombia: también conocida como la iniciativa de Compra Responsable en Colombia, es una estrategia diseñada e implementada por WWF Colombia para crear instrumentos de mercado, comercialización, diferenciación, normatividad y comunicación, que fomenten la oferta y la demanda de la madera y sus subproductos, aprovechados bajo modelos de sostenibilidad económica, social y ambiental. Su principal objetivo es promover la compra responsable de productos forestales para combatir la ilegalidad en el comercio de la madera a lo largo de la cadena productiva e impulsar una producción sostenible integral basada en las necesidades de mejoramiento de la calidad de vida, estabilidad territorial y seguridad alimentaria de las comunidades locales.

§  La Certificación Forestal Voluntaria (CFV): es un sistema de acreditación que verifica el cumplimiento de normas y procedimientos del manejo de los bosques basados en aspectos ambientales, económicos y sociales. En Colombia esta iniciativa se materializa a través del Grupo de Trabajo de Certificación Forestal Voluntaria (GTCFV) que hace parte del FSC (Forest Stewardship Council) -Consejo de Manejo Forestal-. La CFV es una alternativa que ajusta las potencialidades comerciales del aprovechamiento de la madera, con la urgente necesidad de conservar y proteger los recursos del bosque, y actualmente cuenta con el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVT) como un aliado estratégico para el posicionamiento nacional de la iniciativa.

Hasta el momento, los únicos bosques certificados en Colombia son plantaciones de especies exóticas y de guadua, sumando cerca de 60.000 hectáreas de bosques: 305 de bambú-guadua y 58.000 de plantaciones comerciales, correspondientes a las operaciones forestales de empresas como Pizano S.A., Corporación Guadua y Smurfit Kappa-Cartón de Colombia.

Secado de la guadua Angustifolia Kunth
En cuanto a empresas forestales comunitarias encontramos las siguientes unidades forestales actualmente en marcha en el complejo Eco-regional Chocó-Darién:
§  La Comarca Emberá-Wounaan Cémaco (Darién panameño): de 350.000 hectáreas, 27.000 están bajo manejo sostenible con el apoyo de WWF Centroamérica.
§  El Cabildo Mayor de Chigorodó (Darién colombiano): para cerca de 13 mil hectáreas se trabaja en la realización de un plan de aprovechamiento sostenible forestal desde hace más de tres años, de las 60.000 hectáreas que conforman su territorio.
§  El Consejo Comunitario del Alto Guapi CCAG: de 113.000 hectáreas, 13.000 están bajo manejo sostenible.
§  La Federación de Centros Awá de Ecuador FCAE (frontera colombo-ecuatoriana): de 101.000 hectáreas, 29 mil están bajo plan de manejo forestal.

Actualmente la FCAE, el CCAG y el Cabildo Mayor de Chigorodó están en proceso de manejo forestal sustentable y aplicación del sistema gradual a la certificación, bajo criterios del FSC en Colombia.

Arriero con mulas sacando tallos de guadua Angustifolia Kunth 

En resumen, vemos que en nuestro país se han abierto puertas para la participación directa de actores claves de la cadena productiva y comercial maderera, con el propósito de posicionar el manejo sostenible como alternativa para la conservación de los bosques y el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades locales. Uno de los factores que más incide en este proceso participativo en red, es el criterio de compra responsable de productos forestales, puesto que es el consumidor final -sea éste del sector de la construcción, consumidor del sector público o consumidor doméstico- quien determina la perdurabilidad y la competitividad de este tipo de proyectos social y ambientalmente sostenibles.
Finalmente, es necesario resaltar que el consumo no es un acto inocente ni neutral, es decir, exento de implicaciones éticas y políticas. Nuestras elecciones de consumo, por intranscendente que parezca el objeto de las mismas, siempre tienen alguna incidencia colectiva en las relaciones entre productores y consumidores[4]. Es responsabilidad de cada colombiano tomar la decisión correcta al momento de consumir, puesto que su decisión marcará la pauta para un verdadero desarrollo integral y sostenible en nuestro país.
 
Santiago de Cali, noviembre 16 de 2010.


Textos: CBP - Guadua y Madera
Fotos: Guadua y Madera
Foto chanul CCAG: Corporación Semillas de Agua
Fuentes: Las citadas a continuación:

[1] Pacto Intersectorial por la Madera Legal en Colombia. Publicación del Proyecto Bosques FLEGT/Colombia (CARDER/Unión Europea). Publiprint LTDA. Mayo de 2010, Desquebradas (Risaralda).

[2] Pacto Intersectorial por la Madera Legal en Colombia. Publicación del Proyecto Bosques FLEGT/Colombia (CARDER/Unión Europea). Publiprint LTDA. Mayo de 2010, Desquebradas (Risaralda).


[4] Implicaciones éticas y políticas del consumo. José María Borrero. CELA. Cali, 2008.